EL TAROT SIMBÓLICO
PRIMER SEPTENARIO — ARCANOS 1 A 7 — TEOGONIA
Plan de trabajo —
Clave del 1° septenario — La primera lámina del Tarot, origen de todas las
demás — Los tres principios del Absoluto — La Trinidad — Cuadro resumen de la
primera lámina — La Papisa y la beth — La Guimel y la Emperatriz — La daleth
y el Emperador — La hé y el Papa — La vau y el Enamorado — Resumen sobre el 1er-
septenario — Constitución de Dios.
ESTUDIO DE CADA UNO DE LOS
ARCANOS MAYORES
PLAN DE TRABAJO
Tratemos de aplicar esta ley general del simbolismo
a cada uno de los 22 arcanos mayores del Tarot. Con tal fin pedimos al lector
el máximo de atención. Haremos todo lo posible para que nuestra exposición sea
clara; para esto explicaremos el plan que nos proponemos seguir en el estudio
de cada una de las láminas del Tarot.
1° Comenzaremos por el signo jeroglífico que dio
origen a la correspondiente letra hebraica. A este respecto seguiremos las
indicaciones de Court de Gébelin.
2° Extraeremos del carácter jeroglífico las ideas
que se deduzcan progresivamente y que caracterizan la letra hebrea considerada
como signo. Kirscher y Fabre D'Olivet son nuestras autoridades en esta cuestión.
3° Una vez que hayamos determinado las ideas
figuradas por la letra hebraica buscaremos la aplicación de estas ideas en la
figura simbólica del Tarot. Eliphas Levi, Christian o Barrois, nos ayudarán en
nuestra búsqueda.
4° En fin, determinaremos el sentido que deba
atribuirse a la lámina del Tarot, de acuerdo a sus relaciones numéricas y simbólicas
con las restantes, aplicando la ley general del simbolismo. Esta parte de
nuestro trabajo nos es personal.
5° Terminaremos el estudio de cada una de las láminas
mediante un cuadro en el que resumiremos cuanto acabamos de indicar.
Advertimos al lector que la simple lectura de este
cuadro no le sería de ninguna utilidad para comprender las láminas del Tarot y
que el mejor camino consiste en seguir progresivamente el desarrollo de cada
lámina teniendo el juego de Tarot a la vista.
TAROT DE COURT DE GÉBELIN
No queremos terminar esta introducción sin añadir
algunas palabras respecto a la base sobre la cual hemos establecido las
relaciones astronómicas de las láminas.
Uno de los más viejos libros de cábala que poseemos:
el Sefer Jesirah, dice que las tres letras madres del alfabeto hebreo corresponden
a los tres mundos; las siete dobles a los siete planetas y las doce simples a
los doce signos del zodíaco.
Ahora bien, recorriendo el manuscrito astrológico
publicado por Christian, hemos descubierto que los números atribuidos por el
autor del manuscrito a los planetas, corresponden exactamente a los números de
las letras hebraicas dobles. Los números atribuidos a los doce signos del
zodíaco corresponden también exactamente a las letras simples.
Hemos pensado que esta concordancia absoluta entre
documentos de origen tan diferente merecía ser tomada en seria consideración
y, por lo tanto, hemos indicado la correspondencia astrológica de cada lámina.
CLAVE DEL PRIMER SEPTENARIO
DISPOSICIÓN DE LAS FIGURAS PARA Su ESTUDIO
CARACTERÍSTICAS DE LAS FIGURAS
LA PRIMERA LÁMINA DEL TAROT
ORIGEN DEL SIGNIFICADO DE LAS RESTANTES
Después de lo que precede observaremos que basta
conocer el exacto sentido de la primera lámina del Tarot para deducir la significación
de todas las demás. Es por esto que abordamos la cuestión con cierta
nerviosidad. La esperanza de alcanzar la verdad está balanceada por la posibilidad
de un error, cuyas consecuencias serían funestas.
Los trabajos que nos han conducido hasta aquí nos
permiten, no obstante, alcanzar casi matemáticamente el sentido de la primera
lámina del Tarot; mas en su sentido general solamente, y nos consta que cada
lámina debe tener no solamente uno, sino tres sentidos diferentes. Por lo
tanto debemos hallar tres principios suficientemente generales como para poder
aplicarlos a todos los órdenes del conocimiento humano; puesto que tal debe ser
la finalidad del Tarot.
En este caso, como siempre, recurriremos a los
autores eminentes que han tratado esta cuestión desde diversos puntos de
vista; la concordancia entre sus enseñanzas nos aportará nuevas luces, capaces
de alumbrar nuestro camino.
El polonés Wronski, muerto de hambre en los
alrededores de París, es probablemente uno de los cerebros más poderosos que ha
producido el siglo XIX. Pretendía haber hallado la fórmula del absoluto y sus
obras constituyen, incuestionablemente, una de las síntesis más elevadas
conocidas. No discutiremos las doctrinas de Wronski, queremos simplemente decir
unas palabras sobre los tres elementos primitivos que conforman su ley de la
creación.
Wronski sitúa en el origen de cualquier creación
tres elementos que designa con los nombres de:
Elemento neutro (E.N.)
Elemento ser (E.E.)
Elemento saber (E.S.)
El "elemento neutro" representa el
absoluto, la realidad resultante de la neutralización total de los dos
elementos restantes.
El "elemento saber" representa la facultad
creadora con sus características especiales: la autogénesis y la espontaneidad.
El "elemento ser" representa la facultad
permanente cuyas características son: la autotesis y la inercia.
Principio de la creación o
elemento saber.
Principio de la conservación
o elemento ser.
Principio de la
neutralización o elemento neutro.
Tal son los tres términos sobre los cuales Wronski
establece el fundamento de la realidad y, en consecuencia, de todos los
sistemas de creación. Recordemos bien esta conclusión.
Fabre D'Olivet, en sus investigaciones sobre los
primeros principios que todo lo dirigen, determina la existencia de tres
términos que denomina providencia, destino y voluntad humana.
La providencia es el principio de la libertad
absoluta, de la creación de los seres y de las cosas.
El destino es el principio de la necesidad absoluta,
de la creación de las cosas y de los seres.
En fin, la voluntad humana es un principio neutro
intermediario entre los dos: el principio de la movilidad y del cambio en
todas sus formas. Ahora bien, no se necesita ser muy lince para descubrir la
concordancia absoluta que existe entre estos dos autores; uno de ellos,
Wronski, obtiene sus conclusiones por inferencia matemática: el otro, Fabre
D'Olivet, por el profundo estudio de la antigüedad y de sus misterios. En efecto, solamente las
palabras cambian; las ideas en el fondo son las mismas. ¿El (E.S.) de Wronski,
principio de la creación, es algo diferente de la providencia de D'Olivet, que
la concibe también como principio de la creación? ¿El (E.E.) de Wronski,
principio de la facultad permanente, es algo diferente de lo que D'Olivet llama
el destino y que concibe como principio de la conservación? En fin, la voluntad
humana de D'Olivet responde perfectamente al elemento neutro de Wronski.
He aquí dos sistemas bien diferentes reunidos por
una idéntica significación. Pero nuestras conclusiones no se detienen aquí.
Si consideramos más atentamente estos tres
principios primitivos hallaremos en el primero: La providencia o el elemento
saber, lo que se representa filosóficamente con el nombre de Dios. El destino
o el ser nos muestra su identidad con la ley fatal que gobierna el Universo.
Por último la voluntad humana corrresponde al hombre y no requiere ser
largamente estudiada para llegar a esta conclusión.
DIOS, EL HOMBRE Y EL UNIVERSO
Tal es la base de toda la filosofía esotérica de los
antiguos y ahora no es solamente Wronski y Fabre D'Olivet que vienen a
coincidir por sus conclusiones en este misterioso ternario; es toda la ciencia
oculta que nos anuncia su identidad con estos principios mediante las voces de
todos sus discípulos. Hermes Trismegisto, la Santa Cábala, los Neoplatónicos y
los Alquimistas, pasando por Pitágoras y toda la filosofía griega, nos afirman
la división del Gran Todo en tres entidades o mundos.
Guillermo Postel nos da la clave del Tarot sin
desear explicarla, y la base de esta clave está formada por esta misteriosa
entidad:
DIOS, HOMBRE, ROTA
Tritemo y su discípulo Cornelio Agrippa enunciaban
igualmente en sus tablas analógicas esta fecunda y sublime Trinidad. El jesuíta
Kircher demuestra que la división en tres mundos formaba la base de los
misterios egipcios. Por último Claude de Saint Martin ha llenado un libro sobre
las claves del Tarot. Este libro se intitula: "Cuadro natural de las
relaciones que unen a Dios, el HOMBRE y el UNIVERSO".
Interroguemos a la India sobre las leyes del
absoluto, nos contestará:
Trimurti: BRAHMA, SHIVA, WICHNOU
Preguntemos a la China venerable el último secreto
de su filosofía y nos ofrecerá los "Tri-grammos de Fo-Hi".
Dirijámonos a los viejos iniciados del Egipto y nos
responderán:
Osiris, Isis, HORUS
El fundador de la cosmografía griega, discípulo de
la ciencia del Egipto, Hesíodo, nos transmite todavía esta ley, y todo confirma
las palabras de Luis Lucas: "Siento que bajo esta fórmula mística de la
Trinidad se oculta una de las leyes científicas más importantes para el
hombre".
Dios, el hombre y el Universo, tales son los
principios más generales que podemos alcanzar, tales serán también los que
constituirán el triple sentido de la primera lámina del Tarot.
Nos queda todavía por ver si estas interpretaciones
responden correctamente al jeroglífico primitivo y coinciden con las restantes
láminas del Tarot.
1° LETRA HEBRAICA (ALEPH)
ORIGEN DEL SIMBOLISMO DE LA PRIMERA LÁMINA DEL TAROT
La aleph expresa jeroglíficamente el hombre,
considerado en sí mismo como una unidad colectiva, principio maestro y
dominador de la tierra.
De este sentido jeroglífico se han derivado las ideas
sobre el universo y del principio que lo determina, ideas que confieren a la
aleph su valor como emblema de la potencia y de la estabilidad.
El hombre o el microcosmo, la unidad, es el
principio de todos los mundos; tal es el sentido jeroglífico primitivo que,
como vemos, determina exactamente las ideas generales que tuvimos ocasión de
enunciar. Mas un estudio detenido de la primera lámina del Tarot nos aportará
nuevas luces.
SIMBOLISMO DE LA PRIMERA
LÁMINA DEL TAROT
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