Los bohemios poseen una biblia; esta biblia les facilita el dia­rio vivir, pues con ella predican la buenaventura; esta biblia es también un motivo continuo de ocio, puesto que les permite entre­tenerse jugando.

Sí, ese juego de cartas denominado Tarot, que poseen los bohemios, es la biblia de las biblias. Es el libro de Thot-Hermes-Trismegisto, es el libro de Adán, es el libro de la revelación pri­mitiva de las antiguas civilizaciones.

Cuando el Masón, hombre inteligente y virtuoso, ha perdido la tradición; cuando el sacerdote, hombre igualmente inteligente y vir­tuoso, ha perdido su esoterismo; los Bohemios, hombres ignorantes y viciosos, nos dan la clave que nos permitirá explicar todos los simbolismos.

¿Cómo no admirar la sabiduría de estos iniciados que han utilizado el vicio y le han hecho producir, desde el punto de vista del bien, mejores resultados que a la virtud?

Este juego de cartas de los bohemios es un libro maravilloso, como acertadamente lo ha observado Court de Gébelin y sobre todo Vaillant. Este juego, con el nombre de Tarot, Torá, Rota, ha formado sucesivamente la base de la enseñanza sintética de todos los pueblos antiguos.

Allí donde el hombre del pueblo no ve otra cosa que un simple pasatiempo, los pensadores vuelven a encontrar la clave de esta oscura tradición. Raymond Lulle basa su Ars Magna sobre el Tarot y logra reemplazar el cerebro humano con el automatismo de aquél;

Jerome Cardan escribe sobre las claves del Tarot un tratado de la sutilidad; Guillaume Postel halla en el Tarot la llave de las cosas ocultas y Louis Claude de Saint Martin, el filósofo desconocido, ve descriptos en ellos los lazos misteriosos que unen a Dios, el Universo y el Hombre.

Es gracias al Tarot que hallaremos y desarrollaremos esta ley sintética encerrada en todos los simbolismos.

Se acerca la hora en que la palabra perdida será nuevamente hallada: Maestros, Rosacruces y Kadosch, vosotros que formáis el triángulo sagrado de la iniciación, recordad.

Acuérdate MAESTRO, de ese hombre ilustre, asesinado por la más cobarde de las conjuraciones; acuérdate de Hiram del cual esperas con fe la resurrección prometida por la Rama de la Acacia (Hiram-Hermes-Mariah).

Acuérdate ROSACRUZ, de esa palabra misteriosa que has bus­cado durante tanto tiempo, pero cuyo significado se te oculta to­davía.

Acuérdate KADOSCH, del símbolo magnífico que irradiaba en el centro del triángulo luminoso cuando te fue revelada la verda­dera significación de la letra "G"

HIRAM-INRI-(IOD-HÉ-VAU-HÉ) encierra idéntico misterio bajo di­ferentes aspectos.

El que ha comprendido una de estas palabras posee la llave que abre la tumba de Hiram, símbolo de la ciencia sintética de los anti­guos; puede abrir esta tumba y penetrar sin temor en el corazón del maestro venerable, símbolo de la enseñanza esotérica.

El Tarot entero está construido sobre esta palabra dispuesta en forma de rueda, ROTA.

INRI es la palabra que os revela la identidad de vuestro origen, o Masones o Católicos.

Igne Natura Renovatur Integra.

lesus Nazareus Rex ludeorum son los polos opuestos, científi­cos y religiosos, físicos y metafísicos de una idéntica doctrina.

IOD HÉ-VAU-HÉ  es la palabra que os señala la uni­dad de vuestro origen, ¡oh! Masones, ¡oh! Cabalistas. TAROT, TORÁ, ROTA son las palabras que os indican a todos vosotros, orientales y occidentales, la unidad de vuestros deberes y aspiraciones en el Eterno Adán-Eva, fuente de todos nuestros conocimientos y creen­cias.

Salud, pues, nómades bohemios, a quienes agradecemos la con­servación de este maravilloso instrumento, resumen sintético de toda la enseñanza antigua.

NUESTRO TRABAJO

Comenzaremos por un estudio preliminar respecto a los elemen­tos de la cábala y de los números.

Munido de estos datos, expondremos en todos sus detalles la construcción del Tarot, estudiando por separado cada una de las piezas que componen nuestra máquina, para luego pasar a la acción que cada una ejerce sobre la otra. Seremos en este punto lo más explícitos posible.

A continuación abordaremos algunas aplicaciones de la máqui­na, pero solamente algunas, dejando al verdadero investigador el cuidado de hallar las demás. Limitaremos nuestro trabajo a una sola clave, constituida por una fórmula sintética; facilitaremos tan sólo la herramienta de trabajo. Aquellos que desean aprender que la utilicen a su sabor, y, con toda seguridad, apreciarán la utilidad de sus esfuerzos y de los nuestros.

Aquellos que suponen que la ciencia oculta no debe ser develada pueden estar tranquilos. La experiencia nos ha demostrado que pue­de decirse todo sin temor; sólo comprenderán aquellos que deben comprender; los demás tildan a nuestros escritos de oscuros e inin­teligibles.

Hemos advertido a éstos encabezando nuestro trabajo con la le­yenda siguiente:

Para el uso exclusivo de los iniciados.

Es una característica de las ciencias ocultas el poder ser comen­tadas ante cualquiera.

Semejante a las parábolas, tan caras a los antiguos, producen en muchos la impresión de tratarse de simples elucubraciones de una imaginación calenturienta; por lo tanto el temor de hablar es infun­dado: el Verbo no tocará más que a los predestinados a recibirlo.

Es a todos vosotros, filósofos de la unidad, enemigos del secta­rismo científico, social y religioso, a quienes me dirijo; es a vosotros a quienes dedico el precio de varios años de trabajo. Ojalá pueda yo contribuir con esto a la edificación del templo que váis a construir en nombre del Dios Desconocido, del cual emanan todos los otros Dioses en la eternidad.


A la memoria del redactor de la "Iniciación", el Economista JULIÁN LEJAY.