RESUMEN GENERAL DEL TAROT SIMBÓLICO
TEOGONIA — ANDROGONIA — COSMOGONÍA
Involución y evolución — Teogonía — El absoluto
según Wronski, Lacuria y el Tarot — Teogonía de las diversas religiones
idénticas a las del Tarot — Resumen de Androgonía — Cosmogonía — Tabla que
resume el simbolismo de todos los arcanos mayores y que permite hallar
inmediatamente su sentido, cualquiera que este sea.
RESUMEN GENERAL DEL
SIMBOLISMO DE LOS ARCANOS MAYORES
Terminado
nuestro estudio sobre cada uno de los 22 arcanos mayores, debemos ahora
resumir las enseñanzas que puedan inferirse de tan prolongada exposición.
Al estudiar
la primera lámina tuvimos ocasión de establecer tres principios evolutivos, a
saber: El Universo, el hombre y Dios. Bastaría con recordar "grosso
modo" el sentido de cada una de las láminas del Tarot para constatar la
acción de una progresión que, partiendo del Espíritu Santo, concluye en la
materia, pasando por una serie incalculable de modalidades. De la materia nace
una nueva progresión, que vuelve al origen primitivo, esto es. Dios.
Esta doble
corriente de "materialización progresiva" de lo divino o INVOLUCIÓN,
y de la "divinización progresiva" de lo material o EVOLUCIÓN, ha sido
demasiado bien estudiada por nuestro amigo BARLET, para que nosotros tengamos
que añadir una sola palabra.
Más adelante
damos "in extenso" este magnífico trabajo, con ayuda del cual el
lector podrá apreciar el paralelismo entre las conclusiones de aquel autor y
las nuestras (obtenidas por senderos muy distintos por cierto). Nuestro deseo
no es otro, que el de expresar en una breve síntesis el sentido de los arcanos
mayores; de lo que se infiere que nuestro trabajo implica una verdadera
cosmogonía o estudio de la creación del Universo, más una androgonía o estudio
de la creación del hombre, terminando con un ensayo de teogonia o estudio de
la creación de Dios.
TEOGONIA
En el
origen, el Tarot predica lo ABSOLUTO, indeterminado e indeterminable, el UNO, a
la vez consciente e inconsciente, afirmativo y negativo, fuerza y materia,
innombrable, incomprensible para el hombre.
La unidad se
manifiesta a sí misma mediante tres términos, siendo éstos los más elevados y
generales que el entendimiento humano pueda concebir. Dichos términos
constituyen el fundamento de todas las teogonías y sirven para explicar ciertos
principios invariables, conocidos con nombres muy diversos.
El primero
de estos términos simboliza la actividad absoluta en sus diversas acepciones,
el origen de cualquier movimiento y de toda fuerza masculina creadora: Dios EL
PADRE, OSIRIS, BHAHMA, JÚPITER. El segundo término simboliza el pasivo absoluto
en todas sus aplicaciones, el origen del reposo, de cualquier fuerza femenina
conservadora (es el principio húmedo de la naturaleza así como el primero
constituía el ígneo): Dios EL HIJO, Isis, VICHNOU, JUNO. El término tercero es
el más importante de todos, pues es el que sintetiza los anteriores en una sola
unidad; por lo tanto, nuestro estudio debería haber comenzado por éste (dado
que ningún ser puede ser concebido si no es en forma sintética, y el tercer
término es precisamente el origen de toda síntesis); es la unión absoluta en
todas sus diversas acepciones, el origen de toda realidad, de todo equilibrio,
de cualquier fuerza equilibrante y transformadora; es el principio mercurial
de la naturaleza que equilibra a los dos anteriores: Dios EL ESPÍRITU SANTO,
HORUS, SlVA, VULCANO.
Con el fin
de aclarar lo que sigue, formularemos algunas observaciones de importancia.
Hemos dicho
ya que no es posible concebir ser alguno si no es desde el punto de vista
sintético. Explicaremos nuestro pensamiento. Tomemos como ejemplo la
definición de Saint Martin: "Hay que explicar a la naturaleza por el
hombre y no al hombre por la naturaleza".
Sintéticamente
considerado, el hombre se compone de un cuerpo que contiene un alma, y su
característica es la movilidad. Si tratamos de imaginarnos este cuerpo aislado
del alma y, en consecuencia, sin movimiento, la realidad desaparece de
inmediato; ya no es un hombre lo que tenemos por delante sino un fantasma (que
podemos analizar y estudiar en sus partes diversas, pero cuya realidad ha
quedado inhibida por falta de una idea sintética). Lo mismo ocurrirá al querer
abstraer el alma del cuerpo que la aprisiona. Imaginar la vida como
independiente de su recipiente es crear una ficción metafísica sin explicación
posible. Este es precisamente el argumento usado por los materialistas en
contra de los idealistas intransigentes.
La
dificultad aumenta cuando nos referimos al principio que obra en este cuerpo:
la voluntad, el alma. El análisis no aportaría mayores beneficios, pues
resultaría punto menos que imposible concebir el alma fuera de su envoltura
física. Podremos imaginárnosla como una pequeña bola, como una cabeza alada,
pero nunca tal como ella es considerada individualmente.
Pero si
decimos: Un hombre, de inmediato los tres términos que lo constituyen se
objetivarán en nuestra mente, pues expresarán una realidad, un ser compuesto de
cuerpo, vida y voluntad. Esta síntesis, en virtud de la cual se alcanza la
existencia y la realidad es la característica del tercer término. Wronski llama
a este término elemento neutro y lo sitúa en el origen de todos sus estudios.
De todo esto
resulta que la trinidad formada por los tres términos ya considerados debe ser
entendida bajo dos aspectos:
1°
Primeramente hay que descubrir la síntesis de esta trinidad, síntesis que
constituye la razón de ser de su realidad. El tercer término (Dios el Espíritu
Santo) resume en sí estas condiciones;
2° Luego hay que analizar esta síntesis descomponiéndola
en sus tres términos constitutivos y determinando la existencia de los dos
términos opuestos: activo y pasivo, positivo y negativo. No hay que olvidar que
en el transcurso de este análisis la realidad del ser así fraccionado queda
destruida.
En
consecuencia, cualquier realidad que podamos imaginar se hallará compuesta de
tres términos, los cuales se resumen en un todo único. Esta verdad halla su
justa aplicación tanto en lo físico como en lo metafísico- Los trabajos de
Louis Luca sobre la física y la química, los de Vronski sobre las matemáticas
representan un argumento irresistible en contra de los que piensan que un
principio filosófico no es otra cosa que una fantasmagoría inútil.
El tercer
termino de nuestra serie teogónica o Dios el Espíritu Santo, representa por lo
tanto el cuerpo total de Dios, el cual puede analizarse del modo siguiente:
DIOS EL ESPÍRITU SANTO
Para resumir
cuanto hemos estudiado hasta aquí, puntualizaremos las enseñanzas que se
infieren de su contenido:
1° Un
principio indeterminable e innombrable que nos conformamos con afirmar.
2° El análisis de este principio
sintético se presenta con la forma de una trinidad, constituida del siguiente
modo:
Neutro
DIOS EL ESPÍRITU SANTO
Usando una
imagen vulgar pero muy sugestiva, podríamos decir:
Según el Tarot, la constitución de Dios se define así:
El espíritu de Dios o Dios el padre.
El alma de Dios o Dios el hijo.
El cuerpo de Dios o Dios el Espíritu Santo[1].
Nos queda
ahora por demostrar que las conclusiones del Tarot son idénticas a las
obtenidas por todos aquellos autores que se han ocupado de estas cuestiones,
como asimismo con todas las teogonías de la antigüedad.
1° PRINCIPALES AUTORES QUE SE
HAN OCUPADO DEL ASUNTO
De entre los
autores que se han dedicado al estudio de los primeros principios, elegiremos
dos escritores, los cuales, partiendo de puntos de vista opuestos, arriban a
conclusiones iguales a las del Tarot. Son éstos: Lacuria y Wronski.
F. G. LACURIA
En su libro
sobre las "Armonías del ser expresadas por los números", este
eminente autor parte, en sus deducciones, de tres vocablos citados por San
Juan: VITA, VERBUM, LUX. Analiza cada uno de estos términos, establece sus
relaciones con la trinidad de los cristianos y determina los elementos que la
integran.
He aquí la
Trinidad: el padre, que es vida o inmensidad; el hijo, que es verbo o forma y
distinción o variedad; el Espíritu Santo, que es luz y amor o unidad. Estas
tres personas son un solo Dios, y su unidad está no solamente en el hecho
eterno de su existencia, sino en la esencia misma de las cosas puesto que el
pensamiento no puede separarlas; no puede concebirse uno sin el otro.
En su
origen, el ser se halla indeterminado, mas se distingue del No SER; reconoce
que es el ser, y estos dos puntos de vista, produce por su unión LA CONCIENCIA
que es también luz o armonía.
+ —
EL SER EL
NO SER
El Padre El
Hijo
La vida El
Verbo
LA CONCIENCIA
El Espíritu Santo
La Luz
Primer
principio de Lacuria.
HENE WRONSKY
Este autor
nos interesa particularmente, no solamente porque sus conclusiones concuerdan
con las del Tarot, sino también porque las vuelve más comprensibles.
Escuchémoslo: (Apodíctica, p. 5.)
"Así la
realidad del absoluto, la realidad en sí misma, o la realidad en general, es,
incuestionablemente, la primera determinación de la esencia misma del
absoluto; y, en consecuencia, el principio primero de la razón (sin la cual,
todas estas aserciones carecerían de valor). Y es sobre este principio
fundamental de la razón, sobre esta condición indestructible e indispensable
que estableceremos, con igual infalibilidad, la filosofía absoluta.
Digamos,
ante todo, que esta realidad del absoluto —que acabamos de reconocer en su
aspecto más profundo— se produce, es decir, se crea a sí misma; pues, como lo
hemos asentado irrevocablemente, el absoluto (este término indispensable de la
razón) es aquello que es por sí mismo. Por lo tanto, esta autogeneración, esta
autogenia de la realidad del absoluto, esta autocreación, es, manifiestamente,
una segunda determinación de la esencia misma del absoluto, y la condición en
virtud de la cual puede manifestarse esta determinación constituye la facultad
que designa con el nombre de saber.
Vemos
entonces que el segundo atributo esencial del absoluto es el SABER —esta
facultad primordial que es la condición de toda creación, mejor dicho, que es
la misma facultad creadora— la cual, elevada a su máxima potencia, tal como
acabamos de reconocerla, es —si así puede decirse— el instrumento de la
autogenia, esto es la facultad de la autocreación. Encontramos, por lo tanto,
en el saber, elevado a su más alta potencia creadora, el segundo principio de
la razón, el cual resulta tan infalible como el del absoluto hallado
anteriormente.
A
continuación, considerando que en su esencia, la resultante necesaria del saber
del absoluto es una FIJEZA PERMANENTE (puesto que "si es por sí
mismo" el absoluto no podría ser diferente de lo que es) se concebirá que
esta fijeza permanente en la realidad del absoluto (que es precisamente su autotesis)
constituye una tercera determinación de la propia esencia del absoluto;
deduciéndose en consecuencia de esta fijeza, de esta permanente invariabilidad,
de este si mismo inalterable, la condición de la realidad que designamos con el
nombre de ser.
Encontramos
así, como tercer atributo del absoluto, el SER: que es la condición de la
fijeza en la realidad y, en consecuencia, de su fuerza o autoinalterabilidad,
la cual, en lo absoluto, constituye su propia autotesis. En consecuencia,
descubrimos en el ser, considerado en la proximidad de su origen autotético, el
tercer principio de la razón, el absoluto, del cual lo hemos, deducido.
Con esto
poseemos ya los tres principios primeros de la razón, los cuales, como acabamos
de verlo, son las tres primeras determinaciones de la esencia misma del
absoluto. Además, si consideramos, por una parte, que el saber es el ser
(considerándolos en su más amplio sentido), observaremos que se oponen uno al
otro al igual que la autogénesis y la autotesis, los cuales traducen sus
condiciones esenciales —o como lo son la espontaneidad y la inercia, que
expresan sus caracteres—; por otra parte, si ahora se observa que el saber y el
ser se hallan neutralizados en toda REALIDAD (considerada en el más amplio
sentido) la cual, según la deducción que acabamos de proponer, constituye el
principio fundamental de la razón —su base primitiva— se concebirá que estos
tres principios que acabamos de hallar en la determinación de la esencia del
absoluto, son precisamente los tres principios primitivos del saber supremo o
de la filosofía.
+ -
EL SABER EL SER
La Autogénesis La Autotesis
Principio
del Movimiento Principio
de la Fijeza
LA REALIDAD
Principio de la existencia
Principio primero de Wronsky
STANISLAS DE GUAITA
El eminente
cabalista ha dedicado al Tarot varios trabajos, compilados bajo el título de
"El Templo de Satán o la Clave de la Magia Negra". Se trata de un
libro admirable.
TEOGONIA DE DIVERSAS
RELIGIONES
Acabamos de
mostrar los tres primeros principios del Tarot, en correspondencia con los
descubrimientos filosóficos de algunos autores modernos. Bastará con recordar
cuanto se ha dicho sobre el arcano primero para hallar igualmente las
correspondencias entre las conclusiones obtenidas por Fabre D'Olivet y Claude
de Saint Martin. Diremos ahora algunas palabras sobre las relaciones entre las
enseñanzas del Tarot y las contenidas en las religiones de diversos pueblos.
TEOGONIA EGIPCIA
Osiris es
una emanación del gran ser; se revela mediante tres personas:
Ammon, que
manifiesta los modelos arquetípicos de las cosas: es el poder.
Phta, el
demiurgo, eterno obrero que realiza las ideas primitivas: es la sabiduría.
Osiris, el autor
del bien, la fuente de toda vida: es la bondad.
"El
dios egipcio, cuando se lo considera como la fuerza oculta que revela las
cosas, se llama Ammon; cuando es el que realiza las cosas con arte y verdad se
llama Phta; en fin cuando actúa como el dios bueno y generoso se le llama
Osiris" (Jámblico).
Principio Indeterminable
RA
Trinidad Divina
+ —
AMMON PHTA
OSIRIS
TEOGONÍA HINDÚ
Principio Indeterminable
PARABRAHM
+ —
BRAHMA VICHNOU
Creador Conservador
SIVA
Transformador
He aquí
además un análisis de esta concepción aplicada a la cosmogonía.
COSMOGONÍA HINDÚ
PRIMITIVA SEGÚN EL RIG-VEDA
"No
había ser ni no ser, ni éter, ni esta tienda del cielo; nada desarrollándose ni
desarrollado. No había muerte ni inmortalidad; nada separaba la noche oscura
del día luminoso. Mas aquél, ÉL, respiraba solamente con AQUEL de quien
sostiene la vida en su seno. Fuera de él nada existía que después haya
existido. Las tinieblas lo cubrían, semejante a un océano que nada alumbra.
Este Universo era distinto, como los fluidos mezclados con las aguas; mas esta
masa que estaba cubierta por una corteza, fue, al fin, organizada por el poder
de la contemplación.
En su
inteligencia se formó el primer deseo; y resultó ser la simiente productiva
originaria. Esta simiente productiva se transformó en la providencia o alma
sensible; y materia o elemento, ELLA que es sostenida por él en su seno, fue la
parte inferior, y ÉL que observa fue la parte superior. ¿Quién conoce
exactamente y quién podría afirmar, en este mundo, de dónde y cómo esta
creación ha tenido lugar?... Los dioses son posteriores a esta creación del
mundo."
TEOGONÍA CABALÍSTICA
Principio Indeterminable
AIN SOPH
El Absoluto
Trinidad divina
+ -
CHOCMAH BINAH
La Sabiduría absoluta La
Inteligencia absoluta
KETHER
La potencia equilibrada absoluta
Podríamos
llevar más lejos estas comparaciones, mas sería inútil alargar desmesuradamente
nuestro estudio. El lector curioso podrá consultar por sí mismo los resúmenes
de las teogonias antiguas y ver la concordancia universal de los principios
primitivos en todas las religiones. Nos basta con haber determinado la
universalidad de nuestros tres primeros principios, que nombraremos, con los
cristianos, para ser mejor entendidos:
+ -
DIOS EL PADRE DIOS
EL HUO
DIOS EL ESPÍRITU SANTO
Una vez
terminados estos principios, los veremos inmediatamente en acción en el curso
de la creación.
El primer
principio había revelado su existencia en el segundo, llamado por los
cristianos: el hijo. En fin, estos dos principios se corporizan en el tercero.
He aquí por qué hemos denominado hace un instante al Espíritu Santo: cuerpo de
Dios.
Ahora bien;
la misma ley de creación, obrando sobre las relaciones del primer principio
con el segundo, va a manifestarse en la acción del primer ternario sobre sí
mismo, para dar nacimiento a la Trinidad siguiente. Dios el padre, principio de
la voluntad, se refleja todo entero sobre el rudo Adán, principio del poder;
Dios el hijo, principio de la inteligencia se refleja en la graciosa Eva, principio
de la autoridad. En fin Dios total, o Dios el Espíritu Santo, da cuerpo a esas
dos unidades místicas y las hace una realidad en la creación equilibrada de
Adán-Eva o de la HUMANIDAD.
La
"humanidad", imagen del "amor", contiene también en ella un
principio rudo y astringente (diría Jacobo Boehm) y un principio suave e
insinuante. El primero de estos principios, simbolizado por Adán, es el origen
de la fuerza brutal, del poder en todas sus manifestaciones. El segundo,
simbolizado por Eva, es el origen de la gracia femenina, de la autoridad. Hemos
visto que el poder y la autoridad se equilibran en el amor.
Cada hombre,
molécula reflejada de la humanidad, está hecho a su imagen; contiene en él un
Adán, fuente de la voluntad: es el cerebro; una Eva, fuente de la inteligencia,
es el corazón; y debe equilibrar el corazón por el cerebro y el cerebro por el
corazón, para ser un centro de amor divino.
Lo mismo
puede decirse del hombre y de la mujer, los que representan igualmente a Adán y
Eva. Mas así como el padre y el hijo se han vuelto realidades en el Espíritu
Santo; lo mismo que Adán y Eva han tomado cuerpo en la humanidad; lo mismo el
tercer ternario va a tomar nacimiento de la acción recíproca de los otros dos.
La NATURA
NATURANTE o creadora surgirá de la acción y de la reacción recíproca de Dios el
padre y de Adán. (Los principios creadores, respectivamente activo y pasivo.)
Nace así el fluido universal creador o la vida universal, equilibrando y
realizando la inteligencia y la autoridad, que define sus propias cualidades.
En fin, el Espíritu Santo y la humanidad, el cuerpo divino y el cuerpo humano,
van a unirse y a manifestarse eternamente en el UNIVERSO VIVIENTE, fuente de la
atracción universal.
Y
así como el Espíritu Santo era el cuerpo de Dios, el hijo su alma y el padre su
Espíritu; así como la humanidad era el cuerpo de Adán, Eva su vida o alma, y
Adán su Espíritu, así también:
El Universo es el cuerpo de
Dios.
La humanidad es el alma de
Dios.
Dios es su propio espíritu.
Comprobamos
así la opinión de los panteístas cuando definen a Dios como la reunión del
Universo, pero comprobamos igualmente el error que cometen cuando le niegan
toda conciencia propia. Asi como la conciencia del hombre es independiente de
los millones de células que constituyen su cuerpo, así también la conciencia de
Dios es independiente de las moléculas del Universo y del hombre, que
constituyen su cuerpo y su alma. Se podría destruir una parte del Universo sin
disminuir en lo más mínimo la personalidad divina, del mismo modo que se pueden
cortar los cuatro miembros a un hombre sin que por esto deje de tener
conciencia de la integralidad de su persona. He aquí por qué las conclusiones
de Schopenhauer y de Hartmann son en parte erróneas.
Antes de
abandonar nuestro estudio admiremos una vez más ese libro maravilloso, ese
libro simbólico denominado Tarot, que así define a Dios.
Dios es el absoluto, cuya esencia es
impenetrable, cuyo cuerpo es el Universo, la humanidad su alma y su espíritu él
mismo.
TEOGONIA
ANDROGONÍA
Cada hombre
contiene un Adán —fuente de la voluntad— es el cerebro; una Eva —fuente de la
inteligencia— es el corazón, y debe equilibrar el corazón por el cerebro y el
cerebro por el corazón para transformarse en un centro de amor divino.
En la
humanidad, principio realizador pasivo de Dios, en cuanto tal, el padre y el
hijo divinos se hallan representados por el hombre. El hombre ejerciendo las
funciones de Dios el creador, es el PADRE; la mujer ejerciendo las funciones de
Dios el conservador es la MADRE; en fin el AMOR HUMANO realiza la divinidad
total en la humanidad. La familia humana es, por lo tanto, la representación
de la divinidad sobre la tierra. Es precisamente lo que nos enseña el Tarot,
mediante los arcanos menores (rey o el padre, dama o la madre, caballero u
hombre joven y valet o niño). Es también lo que la ciencia antigua había
comprendido, cuando establecía su organización entera sobre la familia, en vez
de hacerlo sobre el individuo, tal como ocurre en nuestros días.
Si la China
venerable mantiene todavía en pie, desde hace muchos siglos, su organización
social, es porque la fundamentó en la familia.
El ternario humano
tiene como característica: Adán, la necesidad —imagen y reflejo de la voluntad
y el poder—; Eva, la libertad —imagen y reflejo de la inteligencia y de la
autoridad—; y Adán y Eva, la caridad —imagen y reflejo del amor y de la
belleza— que aporta los términos constitutivos.
LA
REALIZACIÓN, LA JUSTICIA equilibrada por la prudencia, revela la constitución
moral del hombre, mientras que la LUZ ASTRAL POSITIVA (OD), la LUZ ASTRAL
NEGATIVA (OB) y el FLUIDO ASTRAL EQUILIBRADO (AOUR) muestra el origen de su
constitución física.
La potencia
mágica, el coraje y la esperanza manifiestan las cualidades morales del hombre,
mientras que la fuerza en potencia de manifestación, la vida reflejada y la
fuerza equilibrada indican la influencia del Universo en él.
Así, la ley
que gobierna todas estas manifestaciones de Dios en la serie de sus creaciones
es la emanación. Del centro único pero insondable, emana a continuación una
trinidad de principios absolutos, que servirá de modelo a todas las
emanaciones posteriores del ser principio. Cada uno de los elementos de esta
trinidad se manifiesta por dos grandes emanaciones, las que son su fuente
original; del primer principio o el padre emana sucesivamente Adán y la
naturaleza creadora (naturante, según Spinoza) ; del segundo principio emana
Eva y la naturaleza naturada o receptriz; en fin el principio tercero o
Espíritu Santo sirve de modelo a la constitución idéntica de Adán-Eva, o la
humanidad y el Universo.
Es así como
el ternario emanado de la unidad misteriosa constituye a renglón seguido un
septenario formado por las diversas emanaciones de estos tres principios, tal
como los siete colores de la gama luminosa formado por la combinación de los
tres colores fundamentales, emanados ellos mismos de la única luz, y de las
siete notas de la gama musical constituidas por la trinidad fundamental de los
sonidos.
El
septenario, "formado por dos ternarios en el medio de los cuales se
contiene la unidad" (Sepher Jesirah), es, en consecuencia, la expresión
cabal de un ser totalmente constituido. Es precisamente lo que demuestra la
teosofía hindú, mediante los siete principios del hombre y los siete principios
del Universo.
Concluimos
nuestro estudio sobre el hombre mostrando su constitución según el Tarot, el
cual demuestra que su cuerpo viene del Universo, su alma del plano astral y su
espíritu de Dios.
ANDROGONÍA
COSMOGONÍA
A medida que
descendemos por la escala de las emanaciones del ser absoluto, los principios
se materializan cada vez más y, en consecuencia, resultan menos metafísicos.
El Tarot nos enseña que el Universo es el resultado de la participación de lo
humano en los actos creadores de lo divino; profundo misterio que alumbra vivamente
las teorías teológicas de la caída. Jacob Boëhm, el sublime cordelero
visionario y Claude de Saint Martin —su admirador y discípulo— dan a este
respecto algunas explicaciones, fáciles de comprender mediante el Tarot. El
investigador suficientemente curioso como para tomarse el trabajo de comprobar
este aserto, quedará sorprendido de las correspondencias que hallará.
Dios se
manifiesta en el Universo mediante la tercera emanación ternaria: la
naturaleza naturante, realizada en el PRINCIPIO TRANSFORMADOR UNIVERSAL; la
naturaleza naturada realizada en la INVOLUCIÓN, y, en fin, en esa misteriosa
fuerza cíclica que hemos analizado al estudiar el arcano 15 y que
denominaremos: la FUERZA FATAL DEL DESTINO. Este es el Dios adorado por la
ciencia materialista, y se ve que en su ignorancia, ofrece sus homenajes a la
propia divinidad —en la forma más materialista— creyéndose, no obstante,
profundamente atea.
LA MUERTE,
LA VIDA CORPORAL y EL DESTINO que regula sus relaciones recíprocas,
constituirán los principios conservadores del Universo; en fin, la FUERZA
PLÁSTICA, la VIDA INDIVIDUAL y la LUZ ASTRAL EN CIRCULACIÓN nos mostrará los
medios de transformación y de realización utilizados por el Cosmos.
Mas éstos
son principios abstractos; si deseamos verlos en acción consideremos el
ternario siguiente. El principio transformador universal revela su existencia
por la DESTRUCCIÓN de los seres y de las cosas; más de inmediato el principio
opuesto por la involución, INMORTALIZA la destrucción por el influjo de las
nuevas corrientes divinas en el caos. Así también, Adán, se materializa por LA
CAÍDA de su espíritu en la materia, fuente de la MUERTE; mas la vida corporal,
fuente de la esperanza, nace y concede los medios de rescatar la falta por el
sufrimiento del CUERPO MATERIAL. Por último aparece la propia materia, último
término de la involución, después de la cual comenzará la grandiosa evolución
hacia el centro primitivo.
Creemos
inútil manifestar que solamente hemos querido describir a grandes rasgos las
enseñanzas del Tarot respecto de la teogonia, la androgonía y la cosmogonía,
sin entrar en mayores detalles. Se trata de un asunto demasiado grave; muy
lejos de nosotros la intención de aparecer ni siquiera como un mero comentador
de tan profunda metafísica.
COSMOGONÍA
Resumiendo
ahora la involución de los tres grandes principios:
de Dios EL
PADRE emanaron sucesivamente:
ADÁN LA
VOLUNTAD
LA
NATURALEZA EL
PODER
NATURANTE EL
FLUIDO UNIVERSAL
después sus
formas CREADOR
Adán
realizado en el padre ha producido la realización y la luz astral, mientras que
la voluntad se realizaba en la necesidad, el poder en la potencia mágica y el
fluido universal creador en la fuerza en potencia de manifestación.
La
naturaleza naturante realizada en el principio transformador universal a producido
la muerte y la fuerza plástica universal con sus formas: la destrucción, la
caída adámica y el mundo visible. He aquí los principios emanados del padre y
que lo representan:
Resumámolos
en un cuadro.
Los otros
dos cuadros, construidos siguiendo el mismo plan, dan la emanación de los otros
dos principios del primer ternario.
Hemos
consignado en la introducción al estudio del simbolismo un cuadro cifrado que
permitía determinar de inmediato el sentido de una lámina cualquiera del Tarot.
Apliquemos
ahora cuanto hemos señalado respecto al simbolismo de cada una de las láminas
y construiremos de esta manera el resumen general del simbolismo de los arcanos
mayores.
El cuadro
así formado nos dará el sentido de todos nuestros principios, cualquiera que
éste sea, he aquí cómo:
USO DEL CUADRO
1° Buscad en
la columna horizontal, a la izquierda del principio considerado, el sentido que
se halla anotado.
2° Conocido
que sea este sentido, volved a vuestro principio y buscad en la columna
vertical, debajo, el gran principio (Dios, hombre o Universo) allí indicado.
3° Combinad
el sentido obtenido anteriormente con el nombre situado en la columna Vertical,
añadiendo a continuación la palabra (el mismo o manifestado) escrito en la
columna vertical que contiene el principio cuyo sentido buscáis.
Un ejemplo
servirá para aclarar las ideas.
Propongámonos
determinar el sentido de LA MADRE:
Primer
término del arcano 8.
1° Busco en
la columna horizontal el nombre MADRE, y encuentro en la primera columna
vertical la siguiente leyenda:
Principio
conservador activo.
La madre es
el principio conservador activo; ¿de qué?
2° Para saberlo, busco en la
columna vertical en la que se halla escrito el nombre MADRE, y al final de la
columna hallo la inscripción hombre o humanidad.
La madre es el principio conservador de la
humanidad.
3° Añado entonces el nombre
humanidad el que se halla situado en la pequeña columna vertical que contiene
la palabra MADRE; leo:
Él
mismo, tratándose del hombre, o ella misma si nos referimos a la humanidad.
Diremos entonces:
La madre es el principio conservador activo del
hombre (él mismo) o
de la humanidad (ella misma).
Este ejemplo
explica claramente el uso del cuadro en cuestión.
CUADRO QUE INDICA EN CIFRAS LAS REVOLUCIONES DE
IOD HE VAU HE (ARCANO POSITIVO)
(iod — 1, hé
— 2, vau — 3, hé — 4)
CLAVE DEL CUADRO ANTERIOR
TERCERA
PARTE
APLICACIONES
DEL TAROT
A la memoria
de mi maestro espiritual, NIZIER PHILLIPE, De Lyon.
Al teósofo
AMARAVELLA.
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